Del tiempo en su desmesura
nada nos será devuelto,
apenas se vislumbran a veces
sombras que vienen
pero sus huellas no están
son como juguetes rotos 
y el tiempo lame despacito la angustia.
Nadie quiere este tajo en las tripas
leer estas palabras
puras piedras que llueven,
nada dejará la realidad
de esta inmensa orfandad del corazón.
Entiendo eso
y también que hay poesía cruel tallando las venas.
Danzar la propia danza de cara al sol.
Oh, la saeta, el cantar.

 

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